IXTAPA, GUERRERO

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Para los mexicanos, nunca es una disyuntiva visitar Ixtapa o Zihuatanejo. Ambos son partes complementarias del recorrido por las costas del sureño estado de Guerrero. Se trata de pueblos gemelos, sólo separados 6.5 kilómetros, aunque con personalidades muy distintas. Ixtapa fue durante muchos años una plantación de cocos, ahora es sede de hoteles de gran calidad, resorts “todo incluído”, restaurantes de lujo y tiendas de primer nivel para los fanáticos de las compras. Del otro lado, Zihuatanejo pasó de ser un modesto pueblo de pescadores al actual destino provinciano preferido por mochileros y viajeros bohemios que disfrutan de calles pequeñas y sinuosas, llenas de galerías y tiendas de artesanías.

Ven a conocer pequeños hoteles boutique y rústicas palapas que albergan restaurantes donde sirven los pescados más frescos de la zona. Al pueblo también arriban parejas lunamieleras, buzos y viajeros interesados en conocer la cultura del lugar, todos ellos conocedores del carácter relajado de los amigables habitantes de “Zihua”, como le llaman cariñosamente sus pobladores. En Ixtapa la mayoría de los hoteles están a unos metros de la playa. Así, la decisión de disfrutar de la alberca o las olas del mar sólo implica caminar unos cuantos pasos, siempre teniendo una cómoda silla de playa y una bebida refrescante para disfrutar de la hermosa vista del océano Pacífico.

En Zihuatanejo, encontrar un buen lugar en la playa implica por regla general elegir un restaurante y hallar una mesa libre con una sombrilla, mientras los niños juegan y tú admiras los colores del océano. Ese estado de tranquilidad, y esa vista quizá sólo sean interrumpidas por la impactante imagen de un crucero saliendo del puerto, o por quienes se elevan por los aires en paracaídas, gozando de una vista de altura de la bahía. Ixtapa es una invitación a no quedarse en el hotel. Son tantas las actividades al aire libre que parecerían necesarias semanas aquí para poder agotar las posibilidades.

La isla de Ixtapa se encuentra a unos cuantos kilómetros de la zona hotelera. Es un tranquilo lugar donde podrás rentar equipo de esnórquel para explorar las templadas aguas y después sentarte en un tranquilo restaurante provinciano para degustar uno de los pescados más frescos de tu vida. Golf, tenis, surf, pesca deportiva, observación de aves o un tranquilo paseo a caballo. La lista de actividades es interminable en este pequeño paraíso.

Pero Zihuatanejo no se queda atrás. La primera diferencia con Ixtapa es la bahía, que le da a sus playas un apacible oleaje. No será difícil contratar el tour en lancha a Playa Las Gatas, cuya leyenda dice que un rey Tarasco (la civilización prehispánica de estas costas) construyó el arrecife para que sus hijas pudieran nadar tranquilamente. Bajo la sombra de las palmeras, disfruta de los mejores tacos de pescado de la región. En esta playa puedes esnorquelear y avistar tortugas marinas y raras especies de peces, como aquella que con el color azul en sus aletas crea reflejos brillantes al nadar.

Los nadadores expertos no dudarán en unirse a las excursiones que van a los Morros de Potosí, enormes rocas blancas que se han convertido en refugios de pelícanos y gaviotas. Bajo el mar, los buzos descubren una red de cuevas, arcos, paredes y túneles que hacen única la experiencia submarina. De esta manera, ambos poblados cubren las necesidades de una amplia gama de gustos. Lo mismo un masaje en una cabaña a la orilla del mar, que los modestos restaurantes de la calle Adelita o las especialidades del chef en La Gula, una mansión con una espléndida terraza. En Ixtapa-Zihuatanejo, mejor que en ningún otro lado, podrás disfrutar tus vacaciones al 2x1.

 

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